domingo, 19 de septiembre de 2010

“Ésto es lo que nos queda, cuídalo”



Subió al rapaz a la fiesta del pastor para que conociera nombres y escuchara quehaceres de viejos oficios que jamás habría imaginado que existían.

Jamás pensó el chaval que algunas gentes de los tiempos de sus abuelos bajaban andando a Extremadura con rebaños, dormían cerca de los mastines y se levantaban cuando el revuelo avisaba de la cercanía de los lobos. Que otros fueron hasta los valles de Estados Unidos y controlaban en largas jornadas de soledad y silencio a miles de borregas, dormían en caravanas y convivían en el silencio de sus noches con los aullidos de los coyotes.

Nunca supo el chaval que si hubiera nacido entonces habría sido un zagal y que los rabadanes eran algo más que uno de los personajes del auto de Navidad del colegio, que hubiera llevado una vida mucho más dura que los felices pastorcillos que adoraban al Niño en medio de angelotes y una mula y un buey de cartón.

Y se encontró el desconcertado chaval con los pastores que ya no lo son y los nombres que ya no existen.

Y le mostró el padre los paisajes y los montes, los parajes en los que hubo una majada y las peñas a las que se subían las cabras que, tal vez, en poco tiempo tampoco existirán. “Cuídalos”, le susurró, es lo que queda.


Mauricio Peña / Fulgencio Fernández .
Una imagen y 222 palabras. La Crónica de León. 18/09/2010.


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